La voz
de los
familiares
Cuando lees testimonios de personas que pasaron el infierno nazi te sobrecoges,
pero si paras y te das cuenta que son paisanos tuyos, personas que recorrieron las calles por dónde hoy andamos, la impresión te abruma.
Cuando oyes palabras como …
“Por las alcachofas de los cuartos de duchas en vez de salir agua brotaba un gas mortal. A la mayoría los traían engañados. Conducían hasta aquí a familias enteras. “Vas a tomar una ducha”. Les desnudaban, les hacían pasar y después cerraban la puerta. Morían arracimados. Eran bestias homicidas los que hacían eso. No podían ser hombres normales. Hay que haber vivido esta experiencia terrible para comprender todo el horror por el que pasamos”
“El olor a carne quemada era insoportable. En los hornos crematorios cada cinco minutos metían a dos personas. así noche y día. Cuando no daban abasto, hacían unas fosas de 10×10 o 20×20 y ahí se echaban los cadáveres, con cal y tierra encima, y luego se quemaban. Se me quitaban las ganas de vivir. Si esta situación hubiese durado más tiempo, creo que no lo hubiera resistido”
Estas son las palabras de dos deportados que sobrevivieron al infierno de Mauthausen. Juan Manuel Fernández Colmenero, de Belalcázar, superviviente que rehízo su vida en Austria, tras la liberación, trabajando en la misma cantera dónde casi estuvo a punto de perder su vida y de Agustín Ruiz Sánchez, deportado de Priego de Córdoba, que emigró a Argentina tras la liberación, dejando a un hijo en España, al que no pudo conocer hasta su vuelta a Priego en 1992, meses antes de su muerte.
Pero, ¿cómo habían llegado allí estos dos jornaleros de Belalcázar y Priego de Córdoba? ¿cómo llegaron hasta los campos de concentración nazis 353 hombres de 60 localidades de la provincia de Córdoba?
Sus historias las contamos en las exposiciones comarcales de “Volver del Olvido”, pero también nos pareció imprescindible que participaran los familiares, los otros protagonistas de esta historia. Hombres y mujeres que les robaron un padre, un hermano, un hijo, un abuelo, la memoria de un bisabuelo y que 80 años después, que se dice pronto, pero se vive lentamente y con un enorme ausencia, han podido recuperar la memoria de su familiar.
Familias de todos los rincones de Córdoba, pero también de otras provincias andaluzas como Málaga o Almería; familias en otros rincones del mundo, sobre todo Francia, pero también de Bélgica, Austria o Estados Unidos. Todas han querido hablar. Mas de 60 voces, jóvenes y mayores, hombres y mujeres que han querido alzar su voz y hablar de algo cotidiano, como es el amor de la familia, la importancia de conocer su pasado, la importancia de la Memoria en sus vidas y, sobre todo, cada palabra de estos testimonios destila coherencia, gratitud a su familiar, orgullo, alivio por llenar un espacio que estaba tachado, era desconocido o había miedo, de décadas, para poder hablar de ello.
De momento hemos hecho cuatro carteles que nos devuelven la fe en una humanidad más demócrata, conocedora de su pasado, pero seguiremos dándoles voz, para que NUNCA MÁS vuelva a suceder algo parecido y que totalitarismos, como el franquismo o nazismo, no se vuelvan a instaurar en nuestra sociedad.
La Memoria une lazos entre los familiares…
Nuestros socios de Jaén, Paqui Gálvez Pancorbo y Juan Carlos Olmo Hoyo, familiares del deportado de Mengíbar (Jaén), Juan Serrano Bruno, asesinado en Gusen, visitó en el verano de 2024 a los familiares del deportado Torrecampeño Rufo López Romero, que viven en Francia.
Les han llevado un recuerdo de uno de los campos de concentración donde estuvo su padre, Gross-Rosen, en Polonia. Un encuentro muy emotivo, que siempre llevarán en su corazón ambas familias.
Para Juana-Josefa y Carmen Lopez, hijas de Rufo, ha significado mucho lo que Juan Carlos y Paqui les han traído y que se lo hayan llevado hasta Francia.
Estos momentos son los que hacen a una asociación grande, porque la unión de sus miembros es enorme, trabajan juntos y aunque vivamos a kilómetros de distancia, parece que nos conocemos de siempre. La Memoria une a los familiares con lazos muy fuertes tejidos de emoción, respeto, admiración y cariño, formando una gran familia que busca la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición de hechos tan traumáticos como los que pasaron sus familiares. “¡Nunca Más!” fue el lema de los supervivientes, “¡Nunca Más!“es el lema de todos los que conformamos la Asociación.