Revista Celemín Torrecampo 2022

LA MEMORIA PARA EL FUTURO ES UN DEBER PRESENTE

“…cuándo el sentido histórico no conserva la vida, sino que la momifica, entonces muere el árbol de manera antinatural: pereciendo lentamente de la copa a las raíces, para, finalmente, atacar a la misma raíz” (Nietzsche)

Un país no tiene una democracia plena si no reco­ noce, con nombres y apellidos, todas y cada una de las víctimas de una guerra vivida. Es necesario re­ coger el legado de quienes en otra época estuvieron en las mismas calles, “travesías de tiempo somos”, decía Eduardo Galeano, y eso es lo que hacemos en nuestra Asociación, Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba: homenajear con piedras de la Memoria a los deportados a campos de concentración nazis de los municipios cordobeses, con su historia, que es nuestra Historia, condensada en un cubo de 10x1O cm, para que sus nombres se conozcan, para que no se pierdan en este olvido instaurado desde hace ya tantas décadas.

RECONSTRUIMOS LAS HUELLAS de aquellos hom­ bres que defendieron la libertad y la democracia, para poder leer en ellas, como si de un mapa se tratara, y conocer cómo llegamos a ser quienes somos en este presente. Es ubicarse en un caminar como pueblo que ‘hace Historia’ y que necesita a cada uno de sus habitantes, pasados y presentes, para construir un fu­ turo, un futuro con Memoria.

Con este tipo de homenajes, que han tardado mu­cho, demasiado tiempo, en llegar, RENDIMOS UN RECONOCIMIENTO muy esperado y anhelado por todos los demócratas y las familias de los deportados a los campos de concentración nazis de la provincia de Córdoba.

Hombres que defendieron la legalidad republicana y el orden mundial contra el fascismo y cuyas familias han tenido que esperar décadas para ver el justo re­ conocimiento de aquellos que contribuyeron con sus vidas a defender las libertades y la democracia, para

poder tener los derechos que actualmente disfruta­ mos.

Por eso, estas Stolpersteine nos recordarán todos los días, cada vez que paseemos por las calles don­ de se han colocado, lo que los supervivientes de los campos de concentración nazis se comprometieron, a “no olvidar los sangrientos sacrificios que los pue­ blos tuvieron que hacer para reconquistar la felicidad de todos, porque nuestro ideal es la construcción de un mundo nuevo en paz y libertad. Se lo debemos a ellos, a los compañeros/as muertos/as y a sus fami­ lias”.

RECUPERAR LA MEMORIA es también una forma de cerrar unas heridas que permanecen abiertas des­ de hace demasiado tiempo, porque poder hablar del pasado sin temor, implica que éste se puede conocer en el presente sin que ello suponga revivir antiguos

traumas y disputas. RECORDAR ES UN DERECHO

PROYECTO STOLPERSTEINE
Entre todas las iniciativas realizadas en todo el mun­ do, destaca el proyecto Stolpersteine (piedra-que te hace tropezar), una idea del artista alemán Gunter Demnig que en 1993 ingenia el pequeño bloque me­ morial, dedicado a una persona, que se instala de­ lante de las viviendas que habitaron las víctimas o en un lugar emblemático de la localidad que le vio nacer o vivir. A día de hoy, se pueden encontrar cerca de 90.000 Stolpersteine en más de 2.000 ciudades de 27 países.
Las Stolpersteine son adoquines cuadrados de 1O cm x 1O cm de hormigón cubiertos por una hoja de latón dorado en la que se graban los datos de las personas encarceladas y deportadas para que sean colocadas en el pavimento de las localidades donde las víctimas vivieron o trabajaron en libertad. El objetivo de este pro­ yecto es mantener vivo el recuerdo de las víctimas del nazismo y se ha convertido en el monumento más gran­ de del mundo sobre el Holocausto.

MAPA DE STOLPERTEINE EN LA PROVINCIA DE CÓRDOBA
Desde abril de 2021 que comenzó nuestra historia como Asociación, hemos unido al proyecto Stolpersteine a 13 municipios cordobeses: Belalcázar, Torrecampo, Villa­ ralto, Villanueva de Córdoba, Peñarroya-Pueblonuevo, Fuente Obejuna y aldeas, La Granjuela, Belmez, Villa­ viciosa de Córdoba, Villanueva del Rey, Posadas, Almo­ dóvar del Río y Priego de Córdoba.
En 2021 se homenajeó a 14 deportados de Los Pe­ droches (Belalcázar, Torrecampo, Villaralto). A finales de 2022 se habrá rendido homenaje a 39 deportados (Peñarroya-Pueblonuevo, Fuente Obejuna y aldeas, La Granjuela y Priego de Córdoba) y en 2023 se coloca­ rán 58 Stolpersteine (Villanueva de Córdoba, Belmez, Villaviciosa de Córdoba, Villanueva del Rey, Posadas,
Almodóvar del Río).
Además, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Puente Genil (ARMH-PG), junto con el Ayuntamiento de la localidad, homenajeó en 2021 a 6 de sus vecinos deportados a campos de concentración nazis.

MEMORIA Y FUTURO

Hoy, segundas y terceras generaciones tienen la oportunidad de redactar un nuevo discurso sobre el pasadon la distancia emocional y las herramientas democráticas de las que disponemos, una narración en la que confluyen juventud y tragedia, entre vidas que comienzan y vidas terminadas que puede dar paso a un mensaje esperanzador de resituar la Historia e incluirla en nuestro foco vital.
Los jóvenes no recuerdan, no pueden recordar, lo que han vivido. Pero pueden ayudar a reconstruir historias a través de los recuerdos de sus familiares, pueden construir una memoria social esclareciendo lo que se conocido siempre como memoria histórica y con un objetivo de construcción de la ciudadanía.
Por eso, desde nuestra Asociación, promovemos el co nocimiento de estos hombres y sus familias a través de una exposición, modular, por Comarcas, en el que se detallan los hechos acontecidos en el exilio, deporta­ ción y se incluyen la biografía de estos deportados, así como audiovisuales en los que se cuentan las vidas de estos cordobeses que sufrieron el horror nazi.
La exposición ha recorrido los Institutos de Hinojosa del Duque, Belalcázar, Pozoblanco y Villanueva de Córdo­ ba y actualmente está expuesta en la Casa-Museo de Niceto Alcalá-Zamora, en Priego de Córdoba, donde institutos de la localidad la están visitando. La reacción de los estudiantes siempre ha sido de asombro, “¿cómo no se han contado estas historias?”, “¿cuál es el motivo de esconderlas?”, “¿quién pretende que no sepamos nuestro pasado?”. “¡Es nuestra historia, eran nuestros vecinos/as, familiares en muchos de los casos!”. Pre­ guntas con respuestas complejas, difíciles de entender en el siglo que vivimos y en un Estado democrático don­ de se deben garantizar los Derechos Humanos…

Por otro lado, familiares de deportados cordobeses como M.ª José y Veredas, bisnietas del deportado to­ rrecampeño Eusebio Crespo Díaz; Patricia, Myriam y Azahara, sobrinas-nietas del deportado peñarriblense Rafael Juan Montero; Salud, bisnieta del deportado maleno Francisco Sánchez López; o Alejandra, sobri­ na nieta del melariense Hilario Jurado Madueño, entre otros muchos jóvenes, han descubierto a lo largo de este año, en el que han recompuesto sus historias fa­ miliares, que muchos de los males de nuestra sociedad provienen del pacto de olvido y la huida del pasado de nuestros orígenes. Han recompuesto sus vidas, las han enriquecido, pero también quieren recomponer el puzle de una Historia, la de nuestra España, que durante mu­ cho tiempo se ha pretendido olvidar y, por ello, quieren trasmitir a gente de su edad que la MEMORIA es nece­ saria para el FUTURO y que es un DEBER PRESENTE de todos. Gracias a todos los ayuntamientos, a alcaldes y alcal­ desas, concejales, que se han adherido al proyecto Stolpersteine y lo han hecho posible; a todos los fami­ liares de los deportados y a mucha gente, entre ellos todos nuestros socios y socias, que están haciendo po­ sible que los nombres de estas personas que lucharon por la libertad y la democracia resuenen con fuerza en todos los rincones de la provincia de Córdoba. Cristina García Sarasa y Manuel Sánchez Jurado ASOCIACIÓN TRIÁNGULO AZUL STOLPERSTEINE DE CÓRDOBA

Carta a mi abuelo en el 80 aniversario de su muerte

De forma inevitable necesitamos ahondar en la memoria de nuestros an­ tepasados. Estamos unidos a ellos, lle­ vamos sus genes, su sangre, sus nom­ bres y apellidos, compartimos sus ideas. Necesitamos llenar ese vacío que existe, profundizar en su interior para encon­ trarnos a nosotros mismos. Son esos eslabones que supuran y desprenden dolor, es lo que nos falta para unir esa cadena que son nuestras vidas.
La verdad es que no sé qué sucede cuando una persona fallece, ¿desapare­ ce también su alma con su cuerpo? o,
por el contrario, ¿hay personas que, tras una trágica muerte, su espíritu permanece en un estado latente esperando que alguien los guíe hacia la paz? No lo sé, solo sé lo que yo he sentido, podemos llamarlo cúmulo de coincidencias que se van dando una tras otra. No quiero hoy profun­ dizar en ello, son sensaciones y sentimientos muy profundos difíciles de compartir y de explicar de un modo meramente racional.

Por Tomás Romero Crespo

Los datos que iba recopilando sobre mi abuelo, su forma de pensar y sus ideas no han hecho más que confirmar su sensatez, siempre bus­ cando la cercanía de su pueblo donde se hallaba todo lo que amaba y tenía, la familia.
No pude obviar ese día, el 80° aniversario de su muerte, de su ase­ sinato. Es duro imaginar esos momentos y, con el corazón encogido, le dediqué unas palabras.
“Hoy hace ochenta años del triste recuerdo del asesinato de mi abuelo, Eusebio Crespo Díaz, en el campo de exterminio nazi de Gusen (Mauthausen), el 2 de febrero de 1942.
No quiero imaginarme el horror tras aquellas alambradas durante el año que pasó allí, el dolor y el sufrimiento al estar tan lejos de los suyos. Mi homenaje a él es escribir su historia y difundir su memoria para que jamás vuelva a suceder lo que allí ocurrió. Gritar su nombre lo más alto posible para que todos sepan quien fue Eusebio Crespo Díaz, que durante mucho tiempo estuvo enmudecido y silenciado por un régimen
fascista.
Un hombre de bien, que luchó en dos guerras, defendiendo la legali­ dad vigente, primero en España y luego junto al ejército francés por una Europa libre del fascismo y nazismo.
Triste día para el recuerdo, pero al fin tenemos la satisfacción y el consuelo de haber hecho algo por él, regresar/o al fin a su pueblo en forma de Stolpersteine y como hijo predilecto a Torrecampo.”

Carta a mi abuelo en el Día de Todos los Santos

El papel me estaba llamando, tenía la necesidad de recordar a mi abuelo en unos de esos días tan especiales y señalados. He pensado mucho desde que apareció en mi vida, me ha traído mu­ cha tristeza y pena, sí, pero, aunque suene contradictorio, ha puesto ale­ gría su recuerdo. Siento que ahora lo conozco y ha regresado a la familia. Imaginaba el dolor que mi abuela y mi madre, con las que había com­ partido mi vida, han debido llevar en su interior de forma silenciosa, sin poder honrar públicamente a un ser querido por la represión de la gue­ rra. Sin saber dónde estaba su cuerpo ni sus cenizas, sin tener un sitio donde poder ir a recordarlo y llevarle unas flores, ni poder encenderle una vela en el Día de Todos los Santos. Este dolor por acallado tuvo que ser doblemente cruel. Tus cenizas quedaron muy lejos de tu hogar, tu recuerdo pareció des­ vanecerse, pero desde hoy ya nada separará tu espíritu del pueblo que te vio nacer. Ahora sí tenemos un lugar para poder ir a recordarte. Estas fueron mis palabras que le dedique el Día de Todos los Santos.

Décadas después de su muerte muchas son las personas próximas que ya no están entre nosotros para compartir este momento, no pudiendo sino guardar un duelo callado y privado por él. Nosotros, los que estamos aquí, de igual modo que cada uno de noviembre vamos al cementerio para recordar a nuestros seres queridos, acudiremos también a este mismo lugar para depositar una rosa y un clavel en su memoria, y para recordarle que volvió de la cárcel del olvido, que regresó al fin a su pueblo y que se encuentra entre nosotros. Daremos lustre a su placa y se nos escapará alguna lágrima. Lo imaginaremos lleno de vida, libre, andando por estas calles que también él conoció”