Artículo en el Libro de Feria de Espejo 2024

LOS ONCE DE ESPEJO QUE AVIVAN LA MEMORIA CALLADA

Cristina García Sarasa y Manuel Sánchez Jurado

Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba y Jaén

El 15 de junio de 2024, en el marco del Día de la Memoria Histórica y Democrática de Andalucía, se han colocado once Stolpersteines en la localidad de Espejo para recordar a once deportados a campos de concentración nazis. Seis de ellos perdieron la vida y otros cinco sobrevivieron. Esta iniciativa ha contado con la colaboración del Ayuntamiento, el Foro por la Memoria Histórica y Democrática de la localidad y la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba y Jaén.

El Holocausto supuso la persecución y aniquilación sistemática de los judíos europeos por parte de la Alemania nazi y de sus colaboradores entre 1933 y 1945. Los judíos fueron las víctimas principales (seis millones fueron asesinados), pero también los gitanos, las personas con discapacidades físicas y mentales, los homosexuales, los prisioneros de guerra y todo aquel que se opusiera al régimen nazi y sus ideas totalitarias y genocidas, entre ellos 

cerca de 10.000 españoles que fueron víctimas del horror de los campos de concentración y exterminio.

En la provincia de Córdoba, 353 hombres sufrieron el horror nazi de los campos, especialmente en el complejo de Mauthausen, pero también en Buchenwald, Dachau, Flossenbürg, Struthof-Natzweiler, Neuengamme, Sachsenhausen, Gross-Rosen, Mittelbau-Dora y Ravensbrück. De estos hombres, 11 eran de la localidad de Espejo.

STOLPERSTEINE, PIEDRAS DE LA MEMORIA

Stolpersteine es una palabra compuesta alemana que significa “una piedra o adoquín que te hace tropezar”. La idea es del artista alemán Günter Demnig que en 1995 ingenia el pequeño bloque memorial, dedicado a una persona. En principio lo instala de forma clandestina delante de las viviendas que habitaron las víctimas del nazismo. Con el tiempo esta manera de honrarlas se ha extendido a todo el mundo.

Es necesario recuperar la dignidad como país, como andaluces y como ciudadanos y para ello es importante rendir un homenaje a nuestros vecinos deportados a campos de concentración nazis, que previamente habían abandonado España en 1939, tras la Guerra Civil, y que contribuyeron a la defensa de Europa contra la Alemania nazi, defendiendo así la libertad frente al fascismo.

Para rescatarlos de un olvido que ya estaba durando demasiado.

Para que su recuerdo nos sirva de memoria vigilante contra toda forma de totalitarismo e intolerancia.

Para que la resistencia, sufrimiento y compromiso con las libertades y los valores democráticos de progreso y justicia social de estos hombres pervivan en la memoria de nuestro país, de nuestra tierra Andalucía y, como no podía ser de otro modo, en su pueblo, Espejo.
Para que ese horror vivido y sus muertes no hayan sido en vano y sean ejemplo para seguir construyendo una sociedad más libre, más democrática, más plural y más justa, y se aleje de la desigualdad, la intolerancia y la barbarie de ideologías deshumanizadoras e intolerantes.
Con estas Stolpersteine o piedras de la memoria son ya 129 las colocadas en Córdoba, pero este año se colocarán 39 más, con lo que 168 hombres de los al menos 353 deportados cordobeses habrán vuelto de los campos nazis. Y se suman a las más de 90.000 Stolpersteines distribuidas por 27 países, el monumento, sin duda, más extendido del mundo.

REPRESALIADOS EN ESPEJO
Las historias de estos espejeños forman parte de nuestra historia en mayúscula y su memoria es nuestra garantía de futuro, porque en los campos eran solo números y ahora sus nombres resuenan en el pueblo que los vio nacer.

Antonio Arroyo Zamora, nacido en 1914. Tuvo su domicilio familiar en la calle Lavadero número 9. Fue miliciano voluntario en el Quinto Regimiento de Milicias Populares. Deportado a Mauthausen en diciembre de 1940, trabajó en cocinas de donde siempre sacaba algo de alimento para salvar la vida de otros internos. Entre ellos ayudó a Manuel Camacho Jiménez, de Peñarroya-Pueblonuevo, quien también sobrevivió. Ambos vivieron en el exilio y nunca volvieron a España. Ambos fueron grandes amigos. Antonio se casó en 1949 con Louisette Filiciennne. Vivió hasta los 87 años en Saint-Marcel-Sur Aude (Francia).

José María Castro Carmona ingresa en el Instituto de Carabineros, con destino en los batallones de Carabineros de las Brigadas Mixtas en noviembre de 1936. Casado con Teresa Gracia fijó su domicilio en Espejo en la calle Torrecilla, número 28. En 1939 se integra al Regimiento de Infantería Alpina 159 RIA con base en Briançon, ubicado en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul. En esas mismas fechas solicita al embajador de España en Francia refugiarse en Méjico. En enero de 1941 es deportado a Mauthausen. Con él iba su paisano Antonio José Gracia Gutiérrez.

En la calle Pilar de Espejo tuvo su residencia familiar Ricardo Escobar Córdoba que se alistó en el 5º Regimiento de Milicias Populares donde fue ascendido a sargento en marzo de 1938. Cuando fue capturado trabajó para la organización Todt en La Gironda. La misma se encargaba de las mega construcciones militares y civiles del régimen nazi. En 1944 fue transferido a la prisión de Fort Du Ha en Burdeos y de allí enviado al campo de prisioneros de Compiègne y un mes después terminó en el campo de concentración de Neuengamme donde fue trasladado en un tren de ganado con más de 2.000 personas. Tras la derrota nazi fue llevado al hotel Lutetia en París donde estuvo de abril a agosto de 1945. Fue uno de los cientos de liberados atendidos por el gobierno del general De Gaulle.  Murió a los 94 años en Trèbes (Francia). Pasó gran parte de su vida en el pueblo francés de Thézan-lès-Berziers.

El campo de concentración de concentración de Neuengamme estaba localizado en Hamburgo (Alemania). Por este campo pasaron 80.000 hombres y 13.500 mujeres. Fueron asesinados el 52% de los prisioneros/as. En la lista encontramos a 750 españoles, 7 de ellos cordobeses (uno de Almodóvar del Río, uno de Baena, uno de Córdoba, uno de Doña Mencía, uno de Palma del Río, uno de Rute y Ricardo de Espejo).

En 1911 nace en Espejo Antonio José Gracia Gutiérrez en la calle Torrecilla número 3. Se le conocía con el apodo de “el hortelano” ya que sus padres vendían hortalizas en la plaza. Apresado en Polonia a finales de 1940 fue enviado a Mauthausen en enero de 1941. Posteriormente fue trasladado a Gusen donde se le obligó a producir armamento. Fue lijador y como el resto de los supervivientes de Espejo nunca volvió a España. Murió a los 90 años en Narbonne (Francia).

Otro de los supervivientes fue Rafael Pérez del Moral internado en el campo de Mauthausen, que formó parte del Kommando Poschacher, grupo de jóvenes que ayudaron a Francesc Boix a sacar negativos del campo, fundamentales en el juicio de Núremberg contra los jerarcas nazis. Tras su liberación se instaló en Toulouse donde murió en 2003. 

Francisco Jurado Olmo se casó con “La Cigarrona” en 1930 y estableció su domicilio en la calle General Cascajo número 32. Siete años más tarde ingresa en las Brigadas Mixtas de Carabineros perteneciente al ejército popular de La República. Al inicio de la dictadura franquista se refugió junto con su esposa y sus hijas, Eugenia y Tránsito,  en la ciudad francesa de Angoulême. Allí fue detenido por la GESTAPO y embarcado con su familia en un tren hacia Mauthausen. Hacinados, con apenas comida y sin ninguna higiene, el convoy de los 927 españoles vagó durante cuatro días por media Europa hasta llegar en la madrugada del 24 de agosto de 1940 a la estación de Mauthausen. Los SS separaron a las mujeres y a los niños menores de 13 años y les obligaron a subir de nuevo a los vagones. Ellas partieron hacia Irún, donde serían entregadas a la policía franquista. No volverían a ver nunca más a su padre y esposo que falleció a los 37 años en Gusen. 

 

Antonio Lucena Serrano murió en Gusen a los 23 años cuando iban a dar las nueve de la mañana en noviembre de 1941. Un años antes se integró en la 2ª Compañía de Trabajadores Extranjeros perteneciente a la 6ª Armada en la región de Dauphiné-Savoie.

La misma suerte corrió Cesáreo Ruz Blanco que murió a los 34 años en Gusen o Pastor Serrano Serrano a los 25 años. Cesáreo dio como dirección en Mauthausen la de calle Carril, número 10, que sería también el domicilio de la familia Peña Córdoba. Estuvo en el campo de prisioneros de guerra (Stalag) XI-B, de Bad Fallingbostel (Alemania), del que partió el 05 de septiembre de 1940 a Mauthausen, donde apenas 6 meses después sería asesinado. Por su parte, Pastor estuvo en el Tercer Regimiento de las Marchas de Voluntarios Extranjeros, reclutado para Perpignan. Fue apresado en el Stalag XIII-A, de Hohenfels (Alemania) y trasladado al Stalag VII-A, de Moosburg (Alemania), en julio de 1940. Partió de la estación de Moosburg el 05/08/1940, con destino a Mauthausen, donde sería asesinado, como su paisano Cesáreo, seis meses después.

Virgilio Antonio Peña Córdoba vivía con sus padres en la calle Carril número 10. Su padre, apodado El Rubio Peña, era muy conocido y respetado en el pueblo por su convicción comunista.

Su padre, jornalero y activo líder sindical, fue uno de los organizadores de las huelgas de 1918 en su pueblo. Tras su muerte, Virgilio pasó a ser el cabeza de familia con solo 11 años. Eran cinco hermanos. Estuvo afiliado a las Juventudes Comunistas y a las Juventudes Socialistas Unificadas. Participó en la defensa de Andalucía siendo herido en Pozoblanco y en la batalla del Ebro. Acabó la guerra con grado de capitán. 

Su madre, Elisa, era churrera. A ella le raparon el pelo, le dieron aceite de ricino y la pasearon por el pueblo. Esto les hizo huir a Linares y tanto a ella como otro hermano de Virgilio, Licinio, se involucraron en actos propagandísticos a favor de la democracia en la provincia de Jaén.

En 1939 Virgilio cruza la frontera francesa en Port Bou e ingresa en los campos de internamiento de Barcarès y de Saint Cyprien. Estuvo a disposición de la intendencia francesa en la 226 Compañía de Trabajadores Extranjeros. Trabajó construyendo casas para los oficiales del ejército polaco que habían huido a Francia y participó en la construcción de una pista de aterrizaje. En junio de 1940, tras la invasión alemana, el oficial francés de su compañía recomendó a los españoles que se dispersaran para evitar ser capturados por los nazis. Virgilio fue acogido por una familia de viticultores en Fronsac (Gironda), donde comenzó a trabajar. Mantuvo contacto con otros compañeros comunistas con los que intercambiaba información hasta que un camarada le captó para la Resistencia y se trasladó a Burdeos en el verano de 1941. Allí trabajó en una base submarina y lideró un grupo de resistencia realizando diversas tareas de sabotaje en las maquinarias. Fue detenido tras un chivatazo a la policía francesa que le interrogó y torturó.

Fue encarcelado y posteriormente entregado a los alemanes que le recluyeron en la prisión de Compiègne desde donde fue enviado al campo de concentración de Buchenwald. Allí compartió cautiverio con Léon Blum, político socialista francés, y con el español Jorge Semprún. Participó en la resistencia del campo y también en su liberación el 11 de abril de 1945.

El 25 de junio de 2016 recibió la más alta condecoración del Estado francés: la Legión de Honor y el 6 de julio, apenas diez días después de su condecoración, murió con 102 años. 

Su hermano Hirilio Rodolfo Peña Córdoba murió a los 26 años en Gusen. Su hermano Virgilio contaba que de niños trabajaron juntos con un tío materno, en una finca a 25 kilómetros de Espejo. Hirilio cuidaba las cabras y Virgilio los bueyes. Durante la guerra civil es ascendido a sargento de Infantería con efecto de 01/03/1938, en una resolución donde se incluye también a su paisano Ricardo Escobar Córdoba. Detenido por la Gestapo en 1941 fue internado en Mauthausen. Seis meses después es asesinado en Gusen, donde murieron la mayor parte de los españoles internados en campos nazis.

NUNCA MÁS, EN NINGÚN LUGAR CONTRA NADIE

Vivimos tiempos difíciles para la democracia donde el oscuro deseo del fascismo se muestra cada vez con menos pudor.

Necesitamos recordar nuestro pasado más reciente, sacar lustre a la memoria y recordar de lo que son capaces. La historia dice que el juramento del “Nunca Más” que los supervivientes del campo de concentración de Mauthausen hicieron al ser liberados un 5 de mayo de 1945, debería ser el lema de vida de los demócratas. La peor cara de nuestra historia puede volver a repetirse si olvidamos de dónde venimos y a dónde podemos volver. Cada ciudadano y ciudadana tiene que ser responsable de defender su parcela de democracia, no vale mirar a otro lado, instalarse en la comodidad de la opinión interesada que otros construyen o aceptar el insulto y la calumnia como moneda de cambio. “Nunca más” significa respetar el mandato de las urnas, defender la verdad, garantizar el honorable funcionamiento de las Instituciones del Estado y mantener un comportamiento cívico para que cada uno defendamos la estabilidad de la democracia.

Este panorama de pérdida de los derechos humanos, sobre todo en mujeres y niños, y el resurgimiento de mensajes de odio y racismo en la misma esfera pública, con una subida de decibelios por parte de la ultraderecha, no pueden dejarnos indiferentes.

Por eso, desde la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba y Jaén rendimos homenaje, en colaboración con los ayuntamientos y asociaciones memorialistas de las diferentes localidades, a las víctimas y a sus familias que sufrieron el horror del nazismo y también a todas aquellas personas que hoy en día sufren totalitarismos y represión de Estados que coartan libertades y provocan guerras.

La Memoria del horror del franquismo y el nazismo debe servirnos para recordar hasta dónde puede llegar la capacidad humana para hacer el mal, pero también para asumir el compromiso de trabajar por una convivencia basada en la democracia, la libertad y la paz bajo el amparo de los derechos humanos.

No podemos dejarnos llevar por el odio que otros inoculan. Frente al odio, pensamiento crítico, frente a la crispación y violencia, conocimiento de los derechos fundamentales y de la organización de las instituciones democráticas, frente al caos que promueven, respeto por la justicia y exigencia de cumplimiento a aquellos que la legislan y la imparten.

Gracias Antonio Arroyo, Virgilio, Hirilio, Rafael, Cesáreo, Pastor, Antonio Lucena, Francisco, Antonio José, Ricardo y José María, vuestro pueblo no os olvida y os tiene y tendrá siempre muy presente en este rincón de Memoria que desde el 15 de junio se erige en el pueblo que os vio nacer. Descansad en paz.